Y tras la primera derrota dos demostraciones consecutivas de defensa dejando a los rivales en 39 y 53 puntos. Más allá de las habituales consideraciones sobre la entidad del adversario lo que si parece un dato innegable es la inmensa ambición no sólo por ganar sino por rendir al máximo nivel.
MIGUEL PANADÉS / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
El deseo se convierte en un intangible de inmenso valor. No aparece en las estadísticas ni tampoco en los dibujos en las pizarras. No, él deseo va dentro del jugador y suele contagiarse de unos a otros y provoca que durante los cuarenta minutos que dura un partido no importe ni rival, ni marcador, ni circunstancia. Lo único y fundamental que mueve el deseo es rendir al nivel máximo en cada una de los cientos de acciones que suceden durante un partido. Si ese deseo va acompañado de condición física y de talento técnico entonces se sí se plasma de manera incontestable en los datos objetivos de la estadística.
España muestra unos valores extraordinarios en cada partido. Lo suyo es un continuo ejemplo de cómo debe afrontar un jugador cualquier reto deportivo. Salta a la pista a defender al adversario como si siempre tuviera delante el Dream Team y estoy seguro que cualquiera de los miles de entrenadores que se ponen delante del televisor a ver los partidos piensa inmediatamente en qué importante sería conseguir esa mentalidad de esfuerzo constante y máximo en los jugadores de sus respectivos equipos.
Salta a la pista a defender al adversario como si siempre tuviera delante el Dream Team
Cuando el rival de la Selección, como ha pasado en varios partidos tanto en la preparación como en el campeonato, baja los brazos ante la avalancha defensiva de los españoles, entonces queda absolutamente barrido y vive un calvario durante los cuarenta minutos. A la ambición defensiva del grupo que dirige Orenga sólo puede respondérsele con el mismo deseo acompañado de calidad. Entonces es cuando el pulso se equilibra y cuando los partidos se “normalizan”. Así sucedió ante Eslovenia, selección anfitriona que al mencionado deseo unió un acierto altísimo, y así sucederá seguramente a medida que avance el campeonato y en ese escenario de mayor nivel, rendimiento de rival y también mayor ambición España se enfrentará a retos donde aparecerán nuevas asignaturas a aprobar.
De momento y sin embargo, la actitud, ese aspecto del que tantas veces se habla y que sólo se demuestra con hechos, no con declaración de intenciones, está siendo excelente por el respeto demostrado tanto a la propia propuesta como a los rivales. Y esa nota máxima se convierte en el primer gran éxito del campeonato. Luego vendrá la lucha por las medallas, con partidos trabados, con rivales que ofrezcan mayor resistencia y será entonces cuando corresponda entrar en todo tipo de consideraciones. Pero hoy por hoy, cualquier entrenador de cualquier equipo, desde los más jóvenes a los adultos, puede ponerles a sus jugadores los vídeos de España como ejemplo de esfuerzo máximo de un equipo.